Con un gigantesco pesar, cada nota de despedida se agudizaba en la opacidad de la sala.
El silencio de la nada de un avión servía al estruendo de las guitarras de la angustia, al no saber, si el temor de las mariposas se escuchaba entre los aceros de las hélices. Así me fui, sin querer, queriendo.
(©Cristina BACCIN)
Categories: WRITINGS/escritos
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